Soldiers Share Their Transition Stories Back to Civilian Life
Duermen sobre la tierra húmeda y bajo un cielo plomizo que apenas deja distinguir sus siluetas; duermen sobre pastizales áridos, entre la hierba espesa y sumergidos en ciénagas perdidas. Amortajados, conservan el rastro de la humillación y la tortura. Al amanecer preguntarán por ellos. Los más pequeños no llegarán a la escuela y los padres de familia no estarán a tiempo para ir al trabajo. Semidesnudos, la piel llagada, han caído al abismo con los ojos vendados. No verán sus cuerpos desangrándose en la superficie de arenales infinitos; no sentirán el fuego sobre la carne, ni escucharán los lamentos de quienes se han acercado con la esperanza de reconocerlos. Los niños ya no sentirán frío en su carne muerta y sus miembros dispersos por los pedregales serán roídos por las aves carroñeras. Los han dejado en fila, boca abajo, a la orilla de una carretera; los han exhibido en un puente como carteles colgantes. Un joven reposa entre los surcos de un terreno de cultivo; pero no germinará ninguna cosecha salvo las osamentas sembradas por todas partes. Duermen bajo un cielo que se ha olvidado de su sueño, que los ha dejado convertirse en materia putrefacta. Dios se olvidó de los durmientes, las cuencas de sus ojos se han llenado de insectos y la sangre ha convertido los llanos en rojos pastizales. Cuando el cielo se nuble, los cuerpos descenderán en gotas de lluvia como marionetas rotas; descenderán buscando refugio en desiertos remotos donde jamás serán hallados.